martes, 29 de julio de 2008

POR FIN, PARA EL GOBIERNO LA PALABRA "CRISIS" HA DEJADO DE SER ANATEMA.

La palabra crisis ha dejado de ser anatema. El Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, estampará su firma el próximo martes en un documento que reconoce abiertamente que la crisis está empobreciendo el país”, según podemos leer en “El País Digital” del 26-7-08. Ya era hora de que el Gobierno admita la realidad porque hemos entrado en un periodo nuevo e histórico de la lucha entre las clases, que es lo mismo que decir que la lucha por las plusvalías estarán cada vez más a la orden del día, porque el sistema de libre mercado ha sufrido un grave revés con el estallido de la burbuja inmobiliaria, que ha dejado los intereses de las clases antagónicas cara a cara con un estrecho margen para el Pacto Social y la política de consensos.
El capitalismo y los estrategas de la burguesía están en una profunda crisis y asimismo, las bases materiales para el reformismo están gravemente dañadas. Es dramático el estrepitoso fracaso del intento de meter por la fuerza en la Unión Europea a diversos Estados, cuyos ciudadanos rechazan la política europea de los mercaderes, pero que con gran descaro, muchos gobiernos evaden o rechazan las decisiones emitidas mediante el voto de sus ciudadanos, intentando imponer a las trágalas las políticas de unificación marcadas por los grandes núcleos de poder, saltándose a la torera cualquier comportamiento ético mínimamente democrático menospreciando las decisiones de los ciudadanos.
Pero lo grave es que, esto demuestra que, cada vez existe más distancia de los dirigentes de los partidos principales de la izquierda en relación con las necesidades de las bases, porque en el fondo, de una forma u otra, se pretende descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. En algunos países cercanos, como Italia, los ataques al movimiento obrero y a los pobres, ha empezado ya de forma virulenta, exhibiendo posiciones racistas y un ensañamiento brutal contra los inmigrantes y sectores más pobres de la sociedad por parte del Gobierno y la Patronal. Esa política de derechas es la que quiere Rajoy que aplique Zapatero y van a presionar a fondo para forzar la maquina como ya hicieron en la anterior legislatura con el tema de ETA, pero ahora, la política de desgaste será la economía.
Si profundizamos en el análisis de las distintas posiciones que se ofrecen ante la situación económica, detectamos también una crisis grave en el modelo clásico socialdemócrata a escala mundial, donde ni siquiera se plantea con firmeza una defensa clara de los intereses de los trabajadores, por lo que partidos como el SPD(Partido Socialdemócrata Alemán), se hunden perdiendo éste más de 500.000 afiliados y sobre un 34 % de los apoyos de su electorado, que los gana el nuevo Partido de la Izquierda; en Italia vimos la derrota de la Izquierda que no supo ofrecer alternativa ante la Derecha y la crisis del Partido Laborista en Gran Bretaña son ejemplos claros del agotamiento del reformismo de derechas y de la utopía reaccionaria de la búsqueda de la Tercera Vía que se ha demostrado completamente “inviable”.
En cuanto al panorama bélico, observamos un empantanamiento de las tropas invasoras en Irak, que demuestra que los EEUU han perdido la guerra aunque no lo quieran reconocer, creando a su vez una inestabilidad interna muy peligrosa en todos los países de la zona. El triunfo futuro de Obama que aseguran las encuestas, es un claro reflejo del fracaso de la política de extrema derecha llevada a cabo por Bush tanto en su política exterior belicista y asesina como por sus errores en materia económica. Con el rechazo mundial a la invasión, se rompió la débil estabilidad hundiendo a los pueblos en una horrible pesadilla de muerte y destrucción, entrando en un periodo mucho más turbulento e incierto que incluso antes del inicio de la invasión. Esto está provocando una entrada masiva en la escena de las masas que es un aspecto fundamental en la situación de las crisis, que se extienden incluso a países como Eslovenia, Rumania, Egipto, Marruecos, Grecia, Pakistán y muchos otros sobre todo en Oriente Medio, donde incluso Irán, bajo el dominio férreo de los “mulhás” está entrando en ebullición. Las movilizaciones, huelgas y acciones de masas se incrementan. La crisis económica está golpeando con fuerza, sobre todo a los pobres y a la clase obrera mundial.
Las implicaciones de esta debacle económica está siendo terrible; hambrunas por la escasez crónica de alimentos para las masas por causa de la explotación salvaje y la especulación que las grandes multinacionales ejercen sobre los países empobrecidos, donde, el imperialismo se ha dedicado históricamente a sostener a gobiernos títeres corruptos, que les facilitan el robo sistemáticos de los recursos que necesitarían aplicar para la supervivencia de sus pueblos, pero que son expoliados impunemente por el capitalismo de las multinacionales. . Esta situación se ha agravado enormemente en menos de un año, desde que en Julio-Agosto del 2007 estallara la crisis de las “subprime” con el fraude de las hipotecas en el sector inmobiliario de Estados Unidos, que representó la punta del Iceberg de la enorme crisis económica en la que entramos a escala planetaria.
De una posición furibunda negando la crisis, hasta hace unos días, algunos analistas han pasado sin ruborizarse a explicar que lo peor de la crisis ya ha pasado pues pronostican que para el segundo semestre de 2010 estaremos saliendo. Por el contrario, otro grupo de estrategas dicen que lo peor de la crisis está por llegar y que los efectos sobre la economía en el Estado Español serán severos.
La actitud y el miedo de los especuladores, incluso de esos que hace unos meses se declaraban como “furibundos liberales”, atacando cualquier medida que el gobierno pudiese tomar con relación a mejoras sociales, acusándoles de “invertencionistas” , “separatista”, “rompedor de España” y otras lindezas, se refleja ahora en una actitud contraria e hipócrita, pues vociferan que “hacen falta urgentemente mecanismos de control financiero”, seguramente exigiendo al Gobierno que intervenga en la economía para salvar sus empresas y restaurar la tasa de ganancias. Pero la actitud y el miedo del sector financiero ante las exigencias de los especuladores, cerrando el grifo de la liquidez, ante el estallido de la burbuja inmobiliaria van a obstaculizar la recuperación.
Antes de la crisis e incluso en plena crisis, ha habido un proceso de concentración de la economía que cada vez está manejada por menos compañías multinacionales del sector financiero; podemos decir que nos encontramos ante unas cuantas decenas de oligopolios que en realidad funcionan ya en régimen de monopolio. En España solamente 1.100 ejecutivos controlan el 80 % del P.I.B, Estos enormes complejos financieros, ante la falta de rentabilidad de la bolsa, las inmobiliaria y otros sectores en crisis están especulando en otra burbuja mucho más peligrosa que la anterior, en “La alimentación”, comprando y almacenando grandes flujos de cereales, que provocará escasez y encarecimiento de alimentos con cientos de muertos más por falta de comida en las zonas más empobrecidas del planeta.
Estamos en una espiral descendente de la crisis económica capitalista a escala mundial. Los desequilibrios son muchos más exagerados que en las crisis anteriores, y los polos de desigualdades entre ricos y pobres se exacerban; Por ejemplo, solamente 8 empresas multinacionales controlan el 80 % del comercio de las materias primas. En el otro polo tenemos que más de 3.000 millones de seres humanos, casi la mitad de los habitantes del planeta, viven con una renta de menos de dos dólares al día. En EEUU, el papel de la Construcción y el consumo representa 6 veces más poder que en la anterior crisis. El dólar sigue debilitado para defender la exportación de productos USA ante el mercado mundial. En el Reino Unido ha habido problemas graves que han hecho tambalearse el sistema bancario, habiendo tenido que salir al rescate el Banco de Inglaterra ante el hundimiento de uno de sus bancos principales. La inflación se ha desbocado a escala general. El sistema ha entrado en un círculo vicioso difícil de romper, lo que crea un gran dilema: Si siguen subiendo los tipos de interés, la crisis se agudizará porque el dinero para invertir se dedicará más a pagar hipotecas y créditos, es decir a tapar agujeros del descosido sistema, lo que mermará la capacidad de recuperación de la economía. Pero si hacen lo contrario, si bajan las tasas de interés, la inflación se desatará lo que a su vez retraerá dinero que en teoría, debería dedicarse a la inversión, pero se encontrarán con el obstáculo de que las deudas contraídas entorpecerán el proceso.
En el fondo, esto explica que el modelo económico actual como es el capitalismo, ese sistema de libre mercado, cuya mano invisible lo iba a solucionar todo, se ha quedado sin paradigma claro para salir de la crisis, pues los modelos anteriores, el Keynesianismo o el Monetarismo, que habían sido los modelos clásicos para operar y maniobrar en la recuperación de las crisis están obsoletos.
Cualquier estudiante de economía sabe que el factor decisivo para el desarrollo del capitalismo es el incremento constante de la inversión de capital en creación de riqueza real, es decir, la Formación Bruta de Capital, que es la inversión del “mañana”, que podría traer los puestos de trabajo de “pasado mañana”, pero este indicador está ahora colapsado. Este es el motor principal de la economía que ha gripado. En los momentos de auge, las grandes inversiones, la mecanización, la automatización con la introducción de la robótica y las nuevas tecnologías, consiguieron un incremento importante de la productividad del trabajo que aumentó decisivamente la capacidad de producción.
Al mismo tiempo aumentó la cantidad de capital constante en relación al capital variable. Marx explicó que la causa fundamental de la crisis es la contradicción de la lucha por las plusvalías en el capitalismo. La ganancia del capitalita es el resultado de una expoliación: es tiempo de trabajo que no se le paga al obrero. Si un obrero recibiera el producto íntegro de sus ocho o diez horas de trabajo el empresario no ganaría nada. Por eso introducen máquinas que hagan producir al trabajador, más en menos tiempo, intentan alargar la jornada laboral o sustituyen una mano de obra que les cuesta más cara, y está mejor organizada para defenderse, por otra a la que poder explotar mejor, pagarle menos salario y de la que extraer más beneficio, pues el trabajo es la fuente de todo valor.
Esto provoca dos cosas: a) la crisis inevitable del sistema y b) que los intereses de estas dos clases (los capitalistas y los obreros) sean opuestos en todo momento, llevando, especialmente cuando la crisis se hace evidente, a enfrentamientos decisivos.
La crisis se produce antes o después porque los capitalistas, para aumentar sus beneficios, recurren a todas las medidas a su alcance. Pero los trabajadores no sólo son los que producen también son (junto a otros sectores menos numerosos como pequeños comerciantes, campesinos, etc.) el grueso de los consumidores.
Si el valor de lo que ha producido cada obrero no revierte a él íntegramente es imposible que el conjunto de todos los obreros puedan consumir el conjunto de todo lo que se ha producido. Esta contradicción puede tardar más o menos tiempo en salir a la superficie (gracias al crédito y otros mecanismos) pero tarde o temprano lo hace y provoca una lucha entre los capitalistas individuales por los mercados ya que hay demasiada producción para el mercado que existe. Esto provoca la crisis llamada de sobreproducción, es decir, la situación en la que hemos entrado en la actualidad, con descomposición interna de la cadena comercial-económica, que debido a la competencia, destruye a las unidades de producción más débiles, que o bien entran en bancarrota o sucumben ante Opas salvajes siendo absorbidas por las compañías más fuertes.
La tendencia de las fuerzas productivas a sobrepasar los límites de la propiedad privada y las fronteras nacionales, que son como las dos mangas de una camisa de fuerza que impiden el desarrollo de los medios de producción, obliga a los Estados burgueses a intervenir con el intento de “regular la economía”, utilizando al Estado para salvar los intereses de los ricos y restaurar la tasa de ganancias. En esos momentos, como ocurre en la actualidad, podemos afirmar que el “liberalismo” como tal, ha colapsado.
El aumento del papel jugado por el Estado en la economía capitalista, se explica por el crecimiento de las fuerzas productivas del imperialismo de las multinacionales y del desarrollo del capital monopolista. La fusión del capital monopolista financiero con el Estado burgués les obliga a los Gobiernos a convertirse y actuar como “Agente Administrador” de los grandes monopolios, si se someten al sistema.
La intervención del Estado en algunos sectores no altera las leyes básicas del capitalismo ni las contradicciones en que incurre el sistema, haciendo en realidad recaer la carga de la crisis, con ambas dos políticas clásicas que quieren aplicar los capitalistas ante la crisis, como son el Keynesianismo y el Monetarismo, sobre las espaldas de los trabajadores, atacando de una forma inmediata o diferida, a los intereses de la clase.
Para la escuela keynesiana se supone que podría superarse el “ciclo recesivo” alimentando la demanda, aunque fuera de forma artificial, inyectando liquidez en la economía para realizar inversiones estatales. Es el ejemplo clásico de Keynes, cuando dijo que es preferible tener a un millón de obreros abriendo zanjas y otro millón tapándolas, con cargo a los presupuestos del Estado, que mantener dos millones de parados. El papel del Estado en esa política es decisivo. El Déficit se disparará, pero cuando el capitalista ve el carro atascado, no importa el déficit, ni las trabas que ponían para la entrada en la zona Euro, si ello supone un aumento de la actividad económica que les reporte beneficios. En parte, eso puede funcionar temporalmente en algunos países, pero el problema es un enorme déficit estatal con abultados endeudamientos que se convierten en una carga restando liquidez para la inversión productiva, que es el mayor problema del que se pretende salir.
Esa deuda se convierta en una pesada carga lo que se hace inaceptable para los propios capitalistas, pues les resta fondos de maniobras cuando más lo necesitan al inicio de la salida de la crisis.
Lo que ha sido una ventaja temporal se transforma dialécticamente en un factor contrario, muy negativo para la propia economía, porque el déficit público, la inflación y el paro, agudizan la crisis.
Ha quedado probado en crisis anteriores que las contradicciones que surgen, entre el ascenso de las fuerzas productivas, por un lado, y la propiedad privada de los medios de producción y el Estado nacional por otro, ha conducido al descrédito del keynesianismo, que se convierte en negativo, como ocurrió en Japón, donde se inyectó cientos de miles de millones de yenes, cuando entró en recesión, y no han levantado cabeza. Este descrédito, esa incapacidad de recuperación rápida provoca un estancamiento en la crisis de “sobreproducción”, actúe el gobierno que sea, bien liberales, bien conservadores, bien socialdemócratas o incluso aplicando las botas sangrientas de las Dictaduras Militares.
Por otra parte, el Monetarismo, tampoco les sirve como panacea, porque en el fondo, es la política que han venido aplicando hasta la actualidad y que ha desembocado en esta crisis que camina con botas de siete leguas hacia una profunda recesión. Han provocado un desmantelamiento casi total de los bienes del Estado, a base de infinitas privatizaciones, han llevado la globalización hasta el límite del último rincón del planeta, las empresas han aplicado políticas laborales de “deslocalizaciones y despidos salvajes”, externalizaciones, saqueos de materias primas a países empobrecidos, explotación sin piedad ni papeles de los inmigrantes, superexplotación de mano de obra barata de los jóvenes…
Ahora sufrimos el estrangulamiento del sector industrial a manos del sector financiero y ante la situación angustiosa a la que se enfrentan los trabajadores, el capitalismo no ofrece un modelo claro para salir de la crisis. Si el keynesianismo fracasó, la política monetarista, neoliberal también ha colapsado en la actualidad. La burguesía está paralizada y temerosa de que la economía derive hacia situaciones peligrosas, porque comprende que se enfrentará a la respuesta firme, más tarde o más temprano, de la clase trabajadora que se unirá y se organizará cada vez mejor para defenderse de los ataques. El intento de querer basar la recuperación en un aumento de la explotación de la clase obrera, aumentando la jornada laboral a 65 horas, como dice la Directiva de Europa, y atacar los demás derechos sociales y laborales de la clase trabajadora, les puede estallar en la cara, pues habrá luchas y convulsiones sociales más intensas y globalizadas de los que ellos puedan imaginar.
Porque los efectos de la crisis está provocando un malestar creciente entre las masas, que ven con agobio un incesante incremento del paro masivo, un empobrecimiento debido a que la inflación de los precios se come nuestros salarios, un incremento del hambre y de las enfermedades en todo el planeta, con oleadas de inmigrantes desesperados que necesitan comer y vivir, un desmantelamiento de los servicios sociales, con propuestas de recortes de los presupuestos de sanidad, educación, pensiones, etc, que es la política que plantea el PP al Gobierno para salir de la crisis.
Desde Izquierda Socialista de Málaga, rechazamos tanto el modelo keynesiano como el monetarismo practicado con estrepitoso fracaso por los neocons y los Chicago-boys, porque no es ninguna alternativa viable para la clase trabajadora.
Para defender las conquistas de la clase obrera hace falta un giro a la izquierda, que contemple una movilización general de los trabajadores, empujando a los dirigentes sindicales a practicar un sindicalismo democrático, de lucha, de combate y participativo y la defensa de un auténtico programa socialista.
Como otras veces hemos planteado, para avanzar hace falta concretar ese programa socialista, que sea asumido por la mayor parte de las fuerzas de izquierdas, tanto en el plano sindical como en el político, contando con el movimiento ciudadano y la juventud, pues el Socialismo es la única alternativa verdadera a la crisis del sistema. No hay terceras vías y por lo tanto hay que liberarse del control reaccionario que ejercen sobre la economía, ese pequeño grupo de reaccionarios que manejan los monopolios y los grandes consorcios financieros. Hay que arrancarles de las manos a esos elementos, que no han sido elegidos democráticamente por los ciudadanos, el control de la Banca, de los Monopolios y los Latifundios, así como el de los medios estratégicos de producción, nacionalizando las empresas claves de la economía, para ejercer un verdadero control democrático por la sociedad en su conjunto, y colocar la economía de forma planificada al servicio y en beneficio de la Humanidad. La lucha organizada de la clase trabajadora es lo único que sirve. ¡¡Organízate con nosotros para continuar la lucha por un auténtico programa socialista¡¡
AREA DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN.IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
Is-psoe.malaga@terra.es
http://ispsoemalaga.org

LA POLITICA QUE DEFENDEMOS.

DECLARACION DE PRINCIPIOS
Nos reafirmamos en la declaración de principios manifestando que el Partido Socialista Obrero Español tiene por aspiración:
1) La posesión del poder político por la clase trabajadora.2) La transformación de la propiedad individual burguesa de los instrumentos de trabajo en propiedad social, colectiva o común. Entendemos por instrumentos de trabajo los latifundios, la minería pesada, los transportes públicos, las industrias y fábricas de más de 500 trabajadores, la maquinaria, medios de difusión, la banca y los seguros, así como el capital-moneda,… etc.3) La organización de la sociedad sobre la base de la Federación económica, el usufructo de los instrumentos del trabajo por las colectividades obreras y sindicales, garantizando a todos sus miembros el producto integro de su trabajo. Por una enseñanza general, científica, laica y para todos, con absoluta igualdad para los individuos de uno y otro sexo.4) La satisfacción por la sociedad de las necesidades de los impedidos por edad o padecimiento.
En suma: el ideal del PSOE debe seguir siendo la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la ABOLICIÓN de todas las clases sociales y su DECLARACION y conversión en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligente.

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IZQUIERDA SOCIALISTA DE MALAGA-PSOE-A.

¿QUIENES SOMOS?


Somos parte de la corriente de opinión IZQUIERDA SOCIALISTA-PSOE; formamos en nuestra provincia la Izquierda Socialista de Málaga-PSOE-A, aglutinando a los compañeros que se quieran adherir a la corriente, desde el interior del partido o ingresando en la corriente y simultáneamente afiliándose al PSOE.
En esta corriente admitimos la coexistencia de opiniones diferentes y hasta divergentes siempre que vayan encaminadas a la lucha contra el sistema burgués y tengan como objetivo combatir a la derecha desde posiciones de la izquierda.
Consideramos que la diversidad de voces enriquece el debate político. Rechazamos la confrontación y los ataques personales que puedan generar situaciones insultantes o enfrentamientos ajenos a la lucha política.
Somos parte de esta corriente política socialista que defiende las ideas y el método del materialismo dialéctico con el objetivo de alcanzar un programa socialista internacionalista.
Defendemos y luchamos para que los recursos económicos y el desarrollo de la sociedad y de la cultura estén bajo el control democrático de la propia población y no en manos de las camarillas formadas por las multinacionales, los banqueros y los grandes empresarios.
También vemos necesario luchar por reformas parciales y por mejorar a corto plazo, las condiciones de vida y trabajo de la clase trabajadora y el resto de las capas oprimidas.
Pero coincidimos con los clásicos del socialismo en explicar que sólo con la transformación socialista de la sociedad pueden solucionarse de manera permanente los problemas de la clase obrera y de los pobres del mundo.
Por ello consideramos que sigue siendo necesario plantear las reivindicaciones socialistas encaminadas a la nacionalización de la banca, los monopolios y los latifundios para que toda esa riqueza sea gestionada democráticamente por los trabajadores, con un plan socialista de producción, con el objetivo de acabar con la explotación y la opresión y alcanzar una verdadera sociedad socialista.
Los valores que defendemos son los de la solidaridad, la cooperación, la fraternidad, la igualdad, la libertad socialista, la honradez y la firmeza.
Hemos sido críticos y lo seguimos siendo, en primer lugar contra el sistema imperialista, contra el capitalismo, la derecha política y sus defensores, contra sus guerras y sus invasiones, pero igualmente hemos sido críticos y lo seguimos siendo, con los regímenes estalinistas burocráticos, dictatoriales y degenerados como los que había en la URSS que tanto daño han hecho al socialismo y a los trabajadores.
Luchamos por una verdadera democracia socialista, la democracia de la mayoría, que es la clase trabajadora y los pobres.
Llamamos a seguir participando en los movimientos de masas de la clase obrera y de la juventud, con la táctica de buscar la unidad con el resto de partidos de izquierdas y en sintonía con los trabajadores y nuestros sindicatos de clase, sobre todo con los mayoritarios UGT y CCOO.
Hacemos nuestra la Resolución de la Conferencia política de Madrid, del 20 y 21 de Julio de 2001 reclamando, como en ella se menciona, “el derecho a expresar el propio pensamiento y proponérselo a los demás (que) compete a cada afiliado individualmente, así como al conjunto de afiliados que, coincidiendo en criterios y opiniones, constituyan una corriente en el seno del Partido”, lo que venimos haciendo a través de la corriente de opinión Izquierda Socialista-PSOE.A.

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